martes, 11 de diciembre de 2007

Washington: experto en terrorismo de estado

Las recientes revelaciones de la CIA, al abrir sus archivos de los últimos 25 años, permiten apreciar en toda su perversidad la íntima conexión existente entre terrorismo e imperialismo.


Muchas lecciones se desprenden de estas revelaciones.

- 1 Que contrariamente a lo que sostienen ciertas buenas almas "progresistas" el terrorismo no fue un episodio aislado atribuible a personal subalterno que le "excedió" en la aplicación de las órdenes impartidas.
Los documentos desclasificados demuestran inapelablemente que fue y sigue siendo una política de Estado del imperio, un instrumento más de un plan criminal diseñado por el gobierno de los Estados Unidos para aniquilar a sus adversarios.
Esto exige, como lo ha probado hasta el cansancio Noam Chomsky, manipular a la opinión pública para controlarla por el temor: antes a la Unión Soviética y los "comunistas", después a los "terroristas", mañana vaya uno a saber quién (1).
Pero es una política de Estado concebida, planificada, organizada, financiada y ejecutada por la Casa Blanca. Como en la Argentina, tampoco allá hubo "errores o excesos" sino la fría aplicación de un plan criminal.

- 2 Que el plan sistemático de exterminio que se aplicó en la Argentina y otros países del Cono Sur –el lúgubre Plan Cóndor– tuvo su origen en Estados Unidos. Allí encontró su fundamentación ideológica, sus protectores, la asistencia financiera necesaria y los recursos humanos y organizacionales requeridos para ejecutarlo. El gobierno de un país que se jacta de ser un supuesto "santuario de todas las libertades" fue quien adiestró a los carniceros que por años asolaron la región, monstruosas criaturas de las sucesivas encarnaciones del Dr. Jekyll que anida con harta frecuencia en la Casa Blanca. Entrenados y aleccionados en la Escuela de las Américas y en las distintas instalaciones del Comando Sur, sus atrocidades fueron
estimuladas por sus instructores, cuyos mandantes fueron a su vez los mayores beneficiarios económicos de sus salvajadas.

- 3 A la hora de gestionar los negocios globales del imperio no hay mayores diferencias entre demócratas y republicanos. Sus diferencias, cuando las hay, se restringen a la política doméstica. Ambos partidos expresan los matices del "triángulo de hierro" que controla la vida política, económica y social de los Estados Unidos. Según el distinguido politólogo John Saxe-Fernández, el "triángulo" está constituido así:
a) la Casa Blanca y, especialmente, los departamentos de Defensa, Energía, Tesoro, Estado, la NASA, CIA y los múltiples aparatos de inteligencia ahora integrados en el gigantesco Departamento de Seguridad Nacional
b) las grandes corporaciones, sobre todo vinculadas a la producción para la defensa, la aeroespacial, el petróleo y el gas, incluyendo los grandes laboratorios, instituciones de investigación, las cámaras empresariales y algunos sindicatos
c) los comités clave del Congreso y, especialmente, por los de la Cámara de Representantes y del Senado en Energía y Recursos Naturales, Fuerzas Armadas
y los diversos subcomités dedicados a los principales sectores de la vida económica (2). Recordar que la burocracia federal, la clase política y los intereses corporativos se mueven en una especie de "puerta giratoria" que los instalan sucesivamente en las alturas del aparato estatal y, al día siguiente, en el puente de mando de algunas de las más grandes transnacionales norteamericanas. El lubricante que facilita esta perpetua circulación entre los espacios cada vez más indiferenciados de lo público y lo privado son las espléndidas contribuciones que las diversas empresas y lobbies empresariales efectúan para financiar las campañas electorales de los "representantes del pueblo".

- 4 La permanente vigencia del doble discurso de Washington: defensa de la libertad y la democracia, de labios para afuera, pero apoyo incondicional a cualquier déspota que se preste a servir a los intereses de los Estados Unidos (3). Y si el tirano no existe se lo inventa.
La continuidad de este doble discurso es asombrosa y se remonta a los albores mismos de la república norteamericana, cosa que fue percibida con su habitual lucidez por Simón Bolívar cuando dijera que "los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miseria a nombre de la libertad"
(4)...........
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=60301

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